¿Cómo es un buen zapato para niños?
El origen de la palabra "respetuoso"
La verdad es que el mercado de los zapatos respetuosos no existía en Francia antes de Petits Pas de Géant. En la época de su creación, no se hablaba ni de zapatos flexibles ni de zapatos que respetaran la fisiología de los pies de los niños.
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Por tanto, era necesario elegir un término para designar este tipo de calzado, aún desconocido en Francia. No fue fácil, así que fuimos lo más simple posible: comenzamos con el término inglés “flexible shoes” y lo tradujimos como “chaussure souple” (zapato flexible).
A partir de ahí, la expresión se quedó y la utilizamos para definir el zapato adecuado para los niños: el que mejor respeta los pies de los niños, ayuda al correcto desarrollo de la motricidad, deja los pies libres para moverse y crecer de forma natural.
Siguiendo el paulatino desarrollo del mercado, todas las marcas que se interesaron por el concepto hablaron de calzado respetuoso, hasta el punto de que hoy es el término genérico. Las marcas de calzado han ido adaptando sus colecciones con el tiempo y ahora crean cada vez más modelos llamados respetuosos o flexibles. Pero esta evolución llevó varios años y, mientras tanto, ¡aparecieron otros criterios! La simple flexibilidad de la suela ya no es el único atributo que debe tener un zapato.
Por qué "flexible" no es la mejor palabra
El problema de la palabra flexible es que puede interpretarse de diferentes maneras. Para algunos, un zapato se clasifica en la categoría de “flexible” tan pronto como su suela se dobla longitudinalmente (a veces, ni siquiera se dobla por completo).
¿Y todo lo demás entonces?
Como recordatorio, un buen zapato debe:
- Ser ligero
- dejar espacio para los dedos de los pies
- tener una plantilla plana para no aplastar la planta del pie (sin soporte para el arco)
- tener una suela flexible en todas las direcciones, para seguir los movimientos del pie
- tener una suela plana y delgada . La resistencia de esta suela debe adaptarse al nivel de motricidad del niño.
- tener una parte superior/caña flexible, sin contrafuerte rígido
- adaptarse a la morfología del pie del niño
¡Es más que una simple cuestión de flexibilidad! Todos estos criterios deben cumplirse para que un zapato sea verdaderamente respetuoso con los pies de los niños.
¿Entiendes ahora por qué la palabra “flexible” puede no ser del todo apropiada?
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¿Podemos hablar de zapatos respetuosos?
En Petits Pas de Géant hemos pensado detenidamente qué palabra podría definir mejor un buen zapato.
Hoy la palabra “flexible” significa todo y nada al mismo tiempo. Creemos que es hora de redefinir las cosas para acercarnos más a la realidad y que todos comprendan mejor qué es un buen zapato.
¿Por qué no podemos decir...?
- “fisiológico”: porque este adjetivo no puede usarse para calificar un objeto. Sólo una función biológica puede ser fisiológica, como por ejemplo la respiración. Lo contrario de fisiológico es patológico. La respiración es fisiológica en el sentido normal. No respirar es anormal y por tanto patológico. Por tanto no podemos decir que un zapato sea fisiológico, ¡eso no tendría sentido!
- “pies descalzos”: un zapato descalzo, este sería el equivalente español de un zapato barefoot. Sí existe, pero este término sólo corresponde a una de las características que puede tener un buen zapato infantil. Un zapato descalzo tiene una forma más ancha a la altura de los dedos, para permitir que el pie se extienda y proporcione una gran comodidad. Da la impresión de caminar descalzo. Un zapato barefoot es flexible ¡PERO un zapato respetuoso no es necesariamente barefoot!
- “ergonómico”: Decimos que algo es ergonómico cuando su forma se adapta particularmente a sus condiciones de uso. Este término se utiliza más bien para definir un dispositivo o material de trabajo, no realmente para objetos cotidianos.
- “anatómico”: este adjetivo significa “que se adapta a la forma del cuerpo”. ¡No va mal encaminado! Hablamos de plantilla anatómica, almohada anatómica... Pero esta palabra es demasiado médica, ¿no?
¿Y si hablaramos mejor de zapatos respetuosos?
Al fin y al cabo es su función principal.
En todos sus aspectos (su forma, su flexibilidad, su ligereza, el grosor de su suela), una zapatilla debe respetar la fisiología tan particular de los pies de los niños y su motricidad.
El respeto está en el centro de todo; es la principal preocupación cuando se trata de nuestros hijos. Sus necesidades deben ser respetadas, al igual que sus pequeños pies a lo largo de su desarrollo.
Así es como vemos el tema en la actualidad, aunque es probable que nuestra perspectiva cambie con el tiempo. ¿Y tú, qué opinas al respecto?